El 10 de julio de 2008 aproximadamente un año después de presentar el primer iPhone, Steve Jobs presentaba al mundo el App Store, una tienda virtual dónde se venderían toda clase de aplicaciones y juegos.
Nadie se imaginaba lo que esa pequeña tienda de aplicaciones iba a suponer no sólo para la empresa de Cupertino, si no para una nueva industria que nacería meses después, y lo más importante, como esa pequeña tienda cambiaría la vida de miles de desarrolladores que surgirían para crear y vender su idea a millones de usuarios.
En la competencia, muchos fueron los que se rieron del primer iPhone, y muchos más los que no apostaron por aquel experimento llamado «App Store». Nokia ya había hecho algo similar (intentar distribuir contenido en sus teléfonos), y no dejó de ser algo sin ningún valor añadido para ellos como negocio, y mucho menos para el usuario… pero el iPhone lo cambió todo.
La magia del App Store es que cualquiera puede subir y distribuir su idea, sin importar quien está detrás. Cualquiera puede tener éxito en el App Store, una empresa como Electronics Arts, o un «Geek» que ha creado su aplicación en sus ratos libres, con su Macbook Air en el salón de su casa.
En el App Store del iPhone, hay cerca de un millón de aplicaciones, esto asusta al personal, les resulta imposible ver que puedan vender algo en un mercado tan saturado. Sin embargo, en el momento que Apple aprueba tu aplicación y comienza a venderse en su tienda, tienes tu momento de gloría, al menos durante 4 días tu aplicación aparecerá en la sección Novedades, y la gente que consume Apps, revisa esta sección, es decir verán tu idea, y si la idea les llama la atención la comprarán.
Cree mi primera aplicación y la subí al App Store en agosto de 2009, recuerdo la sensación que tuve al ver que un día había vendido 179 unidades, en sólo un día había cubierto la inversión de mi cuenta de desarrollador (la licencia de desarrollador tiene un coste de 89,00 euros al año).
En reuniones con amigos y familiares, presumía de tener una aplicación en el App Store, cualquiera que tuviera un iPhone podía comprar mi App, claro, la gente no se lo creía, me decían cosas como: «¿Tu trabajas para Apple?» «¿Pero esas aplicaciones no las fabrica Apple?» Y yo les respondía: No, No. Ni trabajo para Apple, ni todas las Apps que ves en el Store las han creado ellos. Y siempre terminaba diciéndoles: «¡Tú también puedes crear y subir tu aplicación al App Store!».
Estamos hablando de un mercado con más de 500 millones de usuarios, podemos decir que la industria de las Apps es similar al cine, libros, música, o videojuegos. Con una diferencia: cualquiera puede crear su producto y venderlo sin intermediarios.
Tú también puedes crear y subir tu aplicación al App Store. ¿Quieres aprender a crear Apps?